El poder de la calma

Es curiosa la incomodidad que supone para muchas personas quedarse en silencio, desconectar del ruido que rodea, olvidar por un rato del móvil, las redes sociales… en fin, quedarse a solas con ellos mismos… En silencio, con el único susurro de nuestro corazón, latiendo asombrado ante la extraña situación de no recibir ningún estímulo externo…

Pasados unos minutos, la incomodidad deja paso a la sorpresa de escuchar nuestra respiración y sentir como el aire recorre nuestros pulmones…

Para mí esos momentos son vitales. Te diré que me encanta buscar un sitio en la naturaleza donde sentir que fluye esa energía tan especial, capaz de llenarme de arriba abajo… Cuando encuentro un lugar así, siento que tengo que parar. Entonces, busco un sitio para sentarme, cierro los ojos, inspiro profundamente y la magia empieza a suceder… Me fundo con mi entorno, me siento una parte más de la naturaleza, percibo el viento, las aves, el latir de los árboles… y siento la energía que emite cada ser. Poco a poco llega la calma y, con ella, la oscuridad se transforma en luz. Aquello que no tenía respuesta se desvela poco a poco… Todo es paz, sosiego…

Tras ese tiempo de meditación, vuelvo a tomar conciencia de mi cuerpo, sin prisa; muy despacio abro mis ojos… Noto que algo ha cambiado. No soy la misma que cuando llegué; una enorme sensación de paz me inunda; las preocupaciones han desaparecido; cuerpo y mente disfrutan de un perfecto equilibrio. Y algo me dice que seré capaz de conseguir lo que deseo.

En ese momento, también adquiero la certeza de que necesitaba pedir ayuda, porque ninguna plegaria deja de ser escuchada. Únicamente debemos apartar nuestro miedo y dejar que nuestro corazón hable, él no juzga, tampoco siente miedo: sólo se entrega.

Hay momentos en los que pensamos que no podemos dar un paso más, que hemos alcanzado nuestro límite y estamos dispuestos a tirar la toalla. Una experiencia como la que te comento es de las mejores terapias que puedes encontrar para recuperar la calma. Además, te diré que esas experiencias forman parte de nuestra esencia, de una herencia genética que hemos ido perdiendo con el paso del tiempo y la civilización.

Nosotros no olvidamos esa esencia; de hecho, la practicamos en nuestros “baños de bosque”.

Pero, inténtalo tú mismo. Prueba el poder que la naturaleza ejerce sobre ti. Busca un entorno natural, que te resulte evocador, y deja que tu mente se eleve sin más. No te presiones no esperes nada, sólo deja que los sonidos te envuelvan y déjate llevar.

Y si aun así, no consigues meditar y hallar la paz en ti mismo… ¡No te desanimes!

¡Puedo ayudarte!

Ponte en contacto conmigo; concertaremos una sesión de coaching y lograrás conseguirlo.

Más que nada recuerda: “el silencio más profundo te mostrará los mensajes que guarda tu alma”.