Tipos de Coaching

¡El coaching se adapta a tus necesidades!

En función del ámbito de aplicación, podemos distinguir varios tipos de coaching, dependiendo de a quién va dirigido o cuál es la meta a alcanzar.

Entre otros, destacamos:

Coaching Personal o Life Coach: El cliente expone al coach los proyectos y objetivos que le gustaría alcanzar, así como las emociones, los sueños y los cambios personales que siente que ha llegado el momento de asumir, con el fin de lograr aumentar su bienestar personal.

Los cambios u objetivos que se marque el cliente pueden ser de diversas índoles:

  • gestionar mejor sus emociones
  • superar esos pensamientos que arrastra del pasado y siente que están limitándole.
  • superar sus complejos.
  • dejar de necesitar la aprobación de los demás para tomar decisiones.
  • ser más independiente.
  • mejorar sus relaciones personales
  • cambiar de hábitos.
  • incorporar el deporte a su vida.
  • pasar a alimentarse de manera más saludable
  • aprender a gestionar tu alta sensibilidad.
  • etc…

En definitiva, lograr marcar la ruta a seguir para superar aquello que sienta que le está produciendo una merma de energía y limitando para llegar a ser su mejor versión.

Se consigue, ¡sin problemas! Sólo hay que ir de la mano de un buen coach que nos guíe en ese apasionante camino que supone el autodescubrimiento.

Coaching de equipos: El objetivo es mejorar el rendimiento del equipo en su conjunto, donde cada miembro aporte aquello en lo que destaca para que el conjunto actúe de forma equilibrada. Es vital conseguir que los integrantes del equipo se sientan valorados por sus superiores, ello favorecerá que se sientan inclinados a dar lo mejor de sí mismos, gracias a encontrarse en un entorno cómodo y amable que, además de cubrir todas sus necesidades, permita que se sientan valorados e importantes dentro de la empresa.

El resultado será un equipo equilibrado y eficiente. En él, los componentes remarán unidos hacia un fin común. Eso ayudará a que el rendimiento del equipo sea el mejor y el máximo posible, en conjunto y, por añadidura, de la empresa de la que forman parte. Algo que favorece a todos.

Coaching Ejecutivo: es un tipo de coaching centrado en ayudar a altos cargos de las empresas.

Su utilidad destaca cuando aparece un conflicto que debe ser resuelto con la mayor garantía de éxito. El mundo de los ejecutivos es muy competitivo y sus éxitos son los que avalan su valía y buen hacer.

El coaching, en este caso, aumentará la motivación del ejecutivo y el grado de implicación en la empresa. Por tanto, pueden ofrecer el 100% de su potencial.

Es de vital importancia que el capital humano de la empresa se sienta valorado y reconocido para poder desarrollar sus funciones de manera eficaz y con seguridad en sí mismos. Sentir que cuentan con el apoyo de un coach les ayuda de forma decisiva a través de las sesiones y de la aplicación de herramientas para control de estrés. Todo ello significará una ayuda importante para que el ejecutivo dé el máximo de sí mismos.

Coaching Sistémico: Un aspecto a tener en cuenta en este tipo de coaching es que las personas, los equipos y las empresas son considerados “sistemas” que están formados por un conjunto de elementos que se relacionan unos con otros. En consecuencia, cada decisión o movimiento de uno de sus miembros afectará al resto del sistema.

A la hora de lograr solucionar un asunto, no nos centramos en la visión individual, sino que nos centramos en todas aquellas personas que forman parte de la situación que necesitamos resolver. A todo este conjunto de integrante es a lo que se denomina sistema.

Este tipo de coaching es muy visual ya que su objetivo es sacar de nuestra mente la situación a solventar y plasmarla en una mesa a través de la identificación neutral de todos los integrantes.

Con esto se consigue que el cliente se aleje del problema para verlo en perspectiva,

convirtiéndose en observador de esa situación y dándole otro punto de vista. Entre sus beneficios:

  • Permite ayudar a cada integrante a llevar a cabo aquellas acciones que aportarán el equilibrio de todo el sistema.
  • También sirve para detectar el origen de diferentes conflictos organizacionales, personales, laborales etc…, analizarlos y solventarlos.

Coaching Oncológico: Aquellos que hemos vivido de cerca lo que supone tener a un familiar con cáncer, sabemos de sobra que, con el fin de no preocupar a la familia, muchas personas que sufren la enfermedad ocultan sus sentimientos y temores. Sin embargo, es vital gestionar todas esas emociones para que no influyan de forma negativa en el paciente.

Y, de ahí, la importancia de contar con un coach en esos momentos complicados. Será un apoyo, tanto para la persona que está atravesando la enfermedad, como para los familiares. El coach intentará transformar los temores en momentos de reflexión, para poder llegar a entrever aspectos que seguramente la propia oscuridad y el miedo a la enfermedad no permite vislumbrar.

Se crea un momento de total confianza donde el coach acompaña al cliente para que pueda explorar y profundizar en aquello que le preocupa, sabiendo que no tiene por qué dejar ningún sentimiento dentro y con la certeza de que no será juzgado.

El papel del coaching

Es de vital importancia saber que el coach, y por añadidura el coaching, en cualquiera de sus modalidades, no es un profesional de la salud mental.

Cuando un Coach detecta que un cliente puede necesitar terapia, atendiendo a las competencias éticas con las que debe cumplir, informará al cliente de que no puede atenderle y le invitará a buscar un profesional de la salud adecuado a sus necesidades para que pueda prestarle la ayuda que necesite.

Un Coach no hace terapia, sino que está dirigido a prestar acompañamiento y ayudar a personas. El objetivo es acompañarlos en el camino hacia la mejora de su bienestar mediante la escucha activa y la formulación de preguntas que la consecución del objetivo de la sesión. Es decir, que el cliente salga de cada una de las sesiones con fuerza renovada para continuar con su proceso de mejora y renovación.